miércoles, 26 de noviembre de 2014
Embassy el salón del espía
Cuando Margarita Kearney Taylor llega a España en 1928, procedente de París, se establece en Madrid para trabajar en la factoría de la General Motors, y con el tiempo va convenciendo a sus directivos sobre la necesidad de abrir en Madrid un salón de té en el que tomar té con pastas al estilo inglés. Finalmente inaugura junto con dos propietarios El Embassy en el año 1931, España está bajo la Segunda República. En una barra había un barman que elaboraba "cocktails": se hizo famoso el "cocktail de champagne". Kearney Taylor estaba separada de un multimillonario americano y poseía amistades entre los diplomáticos, aristócratas, empresarios influyentes, etc. El buen hacer del local era supervisado directamente por ella y las labores de pastelería debían rozar la perfección. El periodo de Guerra Civil ralentizó momentáneamente la actividad para volver en pleno apogeo ya en 1939.
A finales de los años treinta, comienzo de los cuarenta, la posición neutral de España en el conflicto europeo hace de Madrid un centro de espionaje entre los bandos contendientes en la Segunda Guerra Mundial. Madrid no poseía lugares de encuentro adecuados para los extranjeros y los salones de té del Embassy pronto fueron lugar de reunión adecuado para los miembros del cuerpo diplomático, refugiados itinerantes y demás. Entre ellos se encontraban los agentes de espionaje, ciertos lugares como el Hotel Ritz a comienzos de 1940 eran el centro de operaciones de espionaje nazis en Madrid. Otros lugares como el restaurante Horcher eran lugares de reunión habitual del espionaje nazi en Madrid. La Francia ocupada y la Francia de Vichy hacen correr rumores de una posible invasión.
El doctor Eduardo Martinez Alonso ayudó a salvar varios miles de refugiados que entraban ilegalmente en España en los años 40. Martínez Alonso era amigo de Alan Hillgarth, agregado naval y encargado por Winston chutchuill de coordinar el servicio secreto británico en España. Es en esa época en la que el salón de té del Embassy se llenó de contendientes de ambos bandos. Mientras la fundadora daba té con pastas a todo el mundo, los sótanos se llenaban de los refugiados que pasaban la frontera de los Pirineos, o llegaban a los puertos españoles. Todos ellos huyendo de las consecuencias del conflicto bélico europeo. El sótano del Embassy era un lugar de paso en el que descansaban y se les alimentaba hasta que fuera asignado otro destino. La mujer del embajador británico era la encargada de coordinar los servicios de manutención, ropa y transporte. Se estima que durante ese periodo se pudo haber ayudado a cerca de 30.000 personas. El Embassy fue catalogado por las autoridades españolas como nido de espías, además de centro de refugio ilegal de personas, lo que le causó varios cierres. Durante esa época Margarita tuvo que hacer muchos otros esfuerzos, no sólo por mantener el local, sino que además por mantener los niveles de calidad que ella misma exigía. Para ello se servía de sus amistades diplomáticas.
En el año 1975 Margarita Kearney Taylor, algo mayor, decide vender el local a un conjunto de amigos suyos, aunque se mantuvo como accionista y estuvo de una forma u otra vigilando el trabajo del local. Murió el 3 de diciembre de 1982 y fue enterrada en el cementerio británico de Madrid
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